Coordenada 21 

Gasolinazo y protesta social

Por Samael HERNÁNDEZ RUÍZ

Primera Parte

El gasolinazo además de golpear la economía familiar, ha funcionado como analizador, es decir, como un dispositivo que provoca que sean visibles algunos aspectos, generalmente ocultos, de la sociedad como lo define el socioanálisis (G. Lapassade, R. Loureau). Al respecto, aquellos aspectos puestos al descubierto que me interesan, no se refieren tanto al Estado mexicano y su articulación con el capitalismo actuante, como a las expresiones de protesta contra el gasolinazo.

El análisis de la protesta social desatada por efecto del gasolinazo, es de interés porque permite apreciar la capacidad de los mexicanos para frenar la embestida del capitalismo salvaje contra la población y orientar la resistencia popular por vías que la fortalezcan y eviten, hasta donde es posible, que caiga en la trampa del “infantilismo”, los oportunistas o provocadores, que al final responden al juego de los grupos de interés que desmantelan hoy al país y quieren someterlo a un saqueo despiadado.

Dejaremos para después el estudio de la relación entre el Estado mexicano y su relación con la dinámica del capitalismo, que pasa por el análisis de los vínculos entre las élites políticas y los grupos poderosos del mundo financiero.

Hoy la clase política mexicana sufrió un golpe al cambiar de manos el timón de la política norteamericana. El grupo que tradicionalmente apoyaba la vía del capitalismo global y su versión neoliberal de la economía, fue derrotado en las pasadas elecciones en los Estados Unidos. Donald Trump no es mejor que los anteriores líderes de aquel país, representa otra visión de cómo continuar el desarrollo capitalista a partir de reconstituir, en las metrópolis, las bases sociales que le dan legitimidad al Estado Nación desde las “mayorías”, para lo cual requiere de un enemigo visible y en el caso de EE.UU., el seleccionado para representar el papel de villano fue México.

La puerta del triunfo de Trump le prensó las manos a la clase política mexicana y no sabe cómo salir del atolladero; pero todo esto será materia de otro análisis.

Para entrar en materia, con todas las limitaciones que tiene tratar estos temas complejos en un artículo periodístico, iniciaré con una breve introducción.

El incremento en los precios de las gasolinas comenzó a surtir efectos a partir del 1 de enero de 2017; los aumentos van del 14 al 20%, porcentajes que varían en las 90 regiones en que se dividió al país. El 3 de febrero volverán a incrementar los precios y a partir del 18 de febrero la variación será diaria, es decir, bajo las condiciones de un supuesto “libre mercado” de las gasolinas, que desde luego no existe como tal.

Los analistas estiman que los precios de las gasolinas se incrementarán en la medida en que se devalúe el peso frente al dólar y se incremente el precio del petróleo crudo; en otras palabras, el precio de las gasolinas podría incrementarse más allá de lo tolerable, con repercusiones muy serias para la economía de las empresas y las familias mexicanas.

El incremento de enero, los aumentos subsecuentes y el cúmulo de agravios sufridos, provocó una respuesta espontánea de la población en algunos estados de la república, que después fue aprovechada por grupos interesados en sacar raja de la situación.

En un artículo anterior ( https://oaxpress.info/gasolinazo-politica-verdad/ ), comenté que la causa del descontento popular y de la reacción violenta en algunos casos, se debe más a los agravios acumulados que al propio gasolinazo, en otras palabras, se debe más a los engaños de que hemos sido víctimas por las falsedades de la clase política, que por el aumento en el precio de las gasolinas.

Propuse que el poder ejecutivo presentara un informe ante el congreso, de la situación del país, específicamente sobre el tema del petróleo y las gasolinas con apego a la verdad, y que después de una amplia difusión, discusión, y no más aumentos en los precios de las gasolinas, se tomaran decisiones en beneficio de la mayoría. Esperar que eso se hiciera no iba más allá de un deseo pueril, o una carta a los Reyes, me decía un lector, y en efecto lo era; pero tenía que definir mi posición.

En vista de que el esperado informe no se presentó y las cosas siguen como si nada hubiera ocurrido, le presento al lector mi versión de los hechos:

El tema de la gasolina y los gasolinazos tienen dos niveles de problematización: el cortoplacista y superficial; y el estratégico y profundo.

En el primer nivel de problematización que es al que se circunscribe el gobierno federal y la mayoría de los medios de comunicación, se afirma que el incremento de los precios de las gasolinas obedece a que aumentó el precio del petróleo y se devaluó el peso.

Ante dicha situación había varias opciones: el gobierno incrementaba la deuda pública, hacía recortes al presupuesto de egresos o aumentaba los precios de las gasolinas y los sometía a la “regulación del mercado”. Al final, la respuesta a la pregunta o ¿Usted qué haría?, fue aumentar los precios de los combustibles, con repercusiones en el futuro que lamentaremos, incluyendo, desde luego el posible desbordamiento de la protesta social.

En este nivel de problematización, no se nos dice lo siguiente:

En México se dio gradualmente un incremento en la demanda de gasolinas, debido, entre otras cosas al incremento en el número de vehículos que circulan, y no me refiero solo a los automóviles privados, sino a todo tipo de vehículos de transporte, sobre todo los que se utilizan para el comercio y la industria.

La producción de gasolinas no creció a la par que la demanda, es decir PEMEX no produjo más gasolina para igualar la demanda; por lo que el gobierno se vió en la necesidad de importar gasolina hasta llegar a más del 60% del total de gasolina que se consume en el país; y aquí vienen los problemas.

La capacidad de almacenamiento de PEMEX, así como su capacidad de distribución y venta de toda la gasolina, fue superada por el volumen de gasolina que se importaba más la que se producía en el país (consultar: http://www.excelsior.com.mx/nacional/2016/07/18/1105599. )

Ninguno de los empresarios que venden gasolina quiso construir más gasolineras y mucho menos entrar al negocio de almacenamiento y transportación de gasolina, porque el margen de utilidad no era atractivo. El gobierno no hizo la inversión necesaria alegando que no tiene dinero (Carlos Alberto Córdova. La pesadilla mexicana se vuelve tragedia. Revista Proceso No 2096 de enero 1 de 2017).

El incremento a los precios de las gasolinas se hizo para hacer más atractivo el negocio de su almacenamiento, transportación y venta. El aumento de los precios internacionales del petróleo y la caída del peso frente al dólar son sólo parte del problema, la realidad es que el incremento de los precios de las gasolinas se hizo para hacer de la venta del combustible un negocio más rentable.

El nivel de problematización estratégico comienza con la pregunta ¿por qué no producimos gasolina suficiente?

La respuesta inmediata es: porque resulta más barato comprarla que producirla. Este razonamiento lo hizo y “justificó” la Auditoría Superior de la Federación” en una de sus observaciones que fue tomada como pretexto para justificar el no incrementar la producción de la gasolina ( consultar: Resultado de la Fiscalización Superior de la Cuenta Pública 2011 y http://www.elfinanciero.com.mx/economia/mas-barato-importar-que-producir-gasolina.html ).

En efecto, ciertas condiciones de la economía del país, resulta más barato comprar gasolina en el exterior que producirla; pero ¿por qué? Bueno, la respuesta es porque PEMEX no es productivo en ese aspecto. Pero ¿por qué PEMEX no es productivo en la producción de gasolinas? Porque no tiene suficientes recursos para investigación y desarrollo. ¿Y por qué no tiene suficientes recursos para investigación y desarrollo? Porque la Secretará de Hacienda le quita la mayor parte de las utilidades que deberían reinvertirse en infraestructura, investigación y desarrollo.  ¿Y por qué la Secretaría de Hacienda le quita sus recursos a PEMEX dejando que la principal empresa del país se derrumbe? Porque de eso se trata, de hacer de México un país cada vez más dependiente del exterior.

Como PEMEX no desarrolla tecnología para abaratar la producción de gasolina, resulta mejor comprarla en el exterior. ¿A quiénes les compramos la gasolina?  A: EU, Países Bajos, España, India, Bahamas, Antillas Neerlandesas, Francia y Trinidad y Tobago. Excepto Estados Unidos, ninguno de los otros es un país petrolero; nosotros sí lo somos, pero ¡no producimos nuestra gasolina!

A lo anterior hay que agregar que, con la reforma energética hemos perdido nuestro petróleo, literalmente hemos perdido un mar de petróleo en el Golfo, mismo que pronto dejará de ser de México para ser el Golfo de América, ¡God bless America!

Hasta aquí mi sucinto informe sobre el tema de la gasolina. Como puede darse cuenta el lector, que todo lo que aquí he dicho, obra en publicaciones de la prensa diaria en diferentes momentos, información que al leerla por separado es muy técnica, aburrida y sin interés aparente; pero cuando se lee de conjunto y a la luz de un problema específico, adquiere un sentido y una importancia diferente.

Los políticos se aprovechan de que los ciudadanos no leen las secciones de economía de la prensa, ni se ocupan de informarse en fuentes científicas y confiables acerca de tecnología y desarrollo; por el contrario, los ciudadanos viven confiados en que sus representantes en el gobierno velarán por sus intereses, lo cual, por lo visto, es un grave error.

La siguiente entrega versará sobre la reacción de la población ante el gasolinazo y la extraña calma que vive Oaxaca. Lo invito a que me siga en mi columna de esta mi casa editorial https://oaxpress.info. Hasta entonces, buena suerte.

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